Dr. Elías Alfonso Forero | Gastroenterólogo Bogotá | Universidad Nacional

¿Por qué nos enfermamos?

Antes que nada, para saber por qué nos enfermamos, cabe preguntarnos dos cosas al hablar de enfermedad: ¿qué es la enfermedad? y ¿dónde la sentimos? Estas dos preguntas van ligadas puesto que para entender la enfermedad como signo y manifestación de “algo que no anda bien”, una especie de llamado de atención del cuerpo, debemos precisar antes qué es un cuerpo. El cuerpo humano es un universo complejo compuesto por una serie de sistemas, órganos, partículas y células que operan cada día, minuto y segundo de manera específica, respondiendo a estímulos, procesando información y llevando a cabo procesos necesarios para la supervivencia, todo esto de forma continua, repetitiva y en paralelo. El cuerpo se vale de múltiples mecanismos para ejecutar dichas tareas y, muchas de ellas, son protocolos ejecutados en cadena, es decir, dependen de resultados, chequeos y el correcto funcionamiento de otras dependencias u órganos; la enfermedad viene cuando algo falla en alguna dependencia, en algún protocolo o conexión, así que el cerebro detecta la falla y, según varios factores, puede venir acompañada de dolor como una alerta para el cerebro y el individuo: un llamado a la acción.

La energía y la supervivencia para entender la enfermedad

Es importante notar que una de los procesos realizados en automático por el cuerpo y casi que su mayor gasto de energía es la supervivencia: mantener vivo y en correcto funcionamiento el cuerpo, entonces, al detectarse cualquier falla, el cerebro la procesa como un posible ataque a esta: una amenaza a la vida. Parte de entender por qué nos enfermamos, es necesario ver la enfermedad como un proceso habitual en un individuo sano, y sí, puede ser extraño leer esto, pero el ser humano es tan complejo que la enfermedad esporádica resulta ser otro parámetro para medir qué tan bien está funcionando el cuerpo y qué tan alerta está a detectar posibles amenazas.

El entorno social como factor que nos enferma

Como bien sabemos, el ritmo de vida en sociedad no para, por tanto el organismo tampoco se detiene, se ve expuesto constantemente a nuevos retos, nuevos entornos, nuevos microorganismos y bacterias que combatir, cambios de clima, ciclos de sueño, ruido, luz, personas: estrés. Cada parte de nuestro cuerpo recibe información de su entorno, del intercambio diario que tenemos con otros individuos y especies, de manera que procesar toda esa información para nuestro cerebro, aunque se realice en automático, no es nada fácil. Recordar nombres, direcciones, calles, la comida de determinado lugar que nos intoxicó una vez, la alergia a determinado medicamento, todo hace parte del proceso vital y tiene información útil para nuestro organismo, la herramienta principal del cerebro para almacenar información, retenerla, recordarla y manipularla es el lenguaje, incluso ahora mismo, mientras lee.

A través del lenguaje pensamos el cuerpo y la enfermedad, podemos obtener y dar datos, nombrar el dolor, relatar síntomas y sensaciones. El lenguaje forma parte fundamental de nuestra relación con el propio cuerpo, la salud, la enfermedad y el vínculo social. Esto último es relevante también para la enfermedad pues no somos sujetos aislados sino que, por el contrario, estamos en contacto permanente con el mundo, con otros y, en esa interacción dada a través del lenguaje, se da y se recibe información simbólica que una vez procesada puede o no convertirse en malestar/estrés para el cuerpo.

Así, a diario, codificamos lo externo para beneficio y/o malestar interno, nutriendo el aprendizaje para procurar seguir vivos, escuchando el cuerpo y mejorar las herramientas para la vida.

Gastroenterologo Bogota

Dr. Elías Forero

Gastroenterólogo y Psicoanalista Psicosomático. 

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